jueves, 24 de noviembre de 2016

En dias de lluvia, be water my friend

El día esta gris. Hace cuatro días que no para de llover y fuera se escuchan rayos y truenos. Tan cerca como hacia tiempo que no los oía. Rubén trabaja, Lilah esta en el cole, Pau duerme y yo todavía llevo el pijama puesto. Es primera hora de la tarde, pero la casa esta oscura y se oye la lluvia caer en la calle. Es curioso como la lluvia, que en las ciudades es sinónimo de caos y suciedad, aqui cae tan limpia, tan fuerte y tan sanadora.

El domingo comenzó a llover a mediodía y hoy es miércoles y sigue lloviendo y tronando. El rio baja imparable, con una fuerza que atrae y te llama a que pares a verlo cada vez que pasamos por el puente hacia Graus. Y es que, la vida sigue, aunque caigan chufos de punta, hay que seguir, que si los papeles del medico, que si ahora al ayuntamiento...  Ayer fuimos a Barbastro porque teníamos cita en la Seguridad Social. Recogimos a Lilah del cole y allá que nos fuimos con una lluvia que caía. Y como somos de lo mas guay, después de hacer los tramites pertinentes, nos dimos un paseito, cada uno con su paraguas, después nos fuimos a tomar un chocolate con churros y cuando íbamos de vuelta al coche, llovía tanto, que una chica salio de una tienda y nos dio cobijo. Dice la chica: pobre familia!!! Lo que no se dio cuenta es que nos habíamos parado para hacer una foto de ese momento tan memorable: el agua cayendo a mares, Rubén y yo con cara de poker y  Lilah quitandose el paraguas para mojarse debajo de semejante diluvio. Pero la chica, con su buena voluntad rompió ese momento tan mágico y yo, volví a la realidad de madre responsable y dije, venga va, vamos a refugiarnos y ya seguiremos cuando afloje. Total, el móvil se quedó sin batería y me quede sin instantánea del momento Arca de Noé. El tema es que no aflojó, de echo todavía sigue lloviendo sin parar desde entonces. pero bueno, estamos en casa, sanos y salvo.

Toda esta historia, la estaba yo contando porque estando hoy en casa, recordaba mis pensamientos en la carretera; si en condiciones normales la montaña es bonita, cuando llueve, esa belleza alcanza su máximo esplendor. Es vida en movimiento. La lluvia cae y la montaña, totalmente trascendental, se mantiene quieta, orgullosa y delicada a la vez. Como un testigo silencioso y regio, sintiéndose mas cerca del mar mientras le sirve de proveedora. Deja el agua caer, ayudandola en su camino y la acompaña sutilmente a encontrar su río, donde fluira con fuerza a la busqueda del infinito, en el que morirá, fundiéndose en uno con el mar.

En días como hoy, veo el agua, tan maleable y tan fuerte a la vez y me veo reflejada en ella. En días como hoy, doy gracias por poder sentir el fluir de la vida, identificarlo y unirme al río que me llevara finalmente al mar soñado. mientras tanto, disfrutaremos del paisaje. En días como hoy, como decía el gran Bruce Lee, be water my friend.




                                                       

1 comentario:

  1. Deseando estaba de tener un hueco para decirte lo bonita que me ha parecido esta entrada. Preciosa Laura, poética, mística...qué bonito debe ser vivir la experiencia de vivir así con los niños peques.
    Sigue disfrutando, sigue transmitiendo!

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